El Lujo de vivir conscientes
Josefina Valente Ailin Bisi Victoria Brea STYLE MAGAZINE N67
Mujeres que rompen esquemas. Mujeres que crean nuevos paradigmas. Mujeres que dejaron el tener por el querer hacer, una vida vieja por otra nueva, en la búsqueda de lo natural, con armonía y sentido estético. Mujeres conectadas con la naturaleza en el centro del sur de nuestra ciudad, en un área en crecimiento y tan ligada al mar y el campo como ellas.
AilínBisi, Josefina Valente y Vicky Brea coinciden en todas estas cualidades y en vivir en Chapadmalal, el nuevo “faro” de la vida natural, la gastronomía y el disfrute, a pocos kilómetros de Mar del Plata.
Hoy se sienten empoderadas, sienten haberse quitado de encima todo lo que les enseñaron, para ir por una vida profundamente personal, divertida y en plenitud.
Por eso, Style las eligió para que las conozcas, para que las sientas vibrar en sus palabras y te contagies de vida, de aire, de energía, de belleza en un ping pong que las define:
-Quién es Josefina, Ailín, Vicky?
-¿Por qué Chapadmalal?
-¿La decisión de venirse a vivir fue en pandemia?
– ¿Cómo es tu lifestyle? ¿Se modificó acá?
– ¿Cuál es tu relación con la moda?
– ¿Qué es el mar para vos ?
– ¿Cuáles son tus prácticas sustentables?
-¿Sos de las que cree qué hay un cambio de conciencia?
Josefina
“Soy una mujer buscando vivir de una manera más simple y conectada consigo misma, con las cosas que le gustan y las personas que quiere. También una mamá, modelo hace muchos años, abogada, esposa, devenida en emprendedora con la administración y dirección de una marca de surf mítica que es LigthingBolt y adoptante de perros y gatos”.
Chapa es un lugar que nos gusta desde siempre, nos atrae un montón el mar y nos gusta la naturaleza. Está bastante en estado virgen y ojalá se conserve así. Pasamos de vivir en Buenos Aires a viajar por trabajo hacia allá. Veníamos mucho y ahora cambiamos la base porque Chapa es super mágico.
La pandemia precipitó nuestra llegada. Era algo que con Pablo pensábamos hacer en 5 o más años pero me encontró haciendo cosas en mi local. Entonces mi familia se vino y cuando todo se normalizó vimos que eso que nos daba miedo con respecto a nuestro trabajo, lo habíamos ordenado y decidimos probar el cambio de la base a operaciones acá.
Mi vida acá se modificó en el enfoque sobre todo. Sigo trabajando mucho porque me encanta, voy a Buenos Aires, pero en vez de estar obsesionada con ser productiva, eficiente, me enfoqué más en el disfrute. Trato de reservarme tiempo para mi casa, amigos, mascotas, la naturaleza, ir al mar a ver las olas. Es un estilo de vida mucho más conectado conmigo misma, me escucho mucho más. Antes era más la voz social de todo lo que tenía que hacer y alcanzar y empecé a preguntarme más lo que yo quería y vivir acorde con eso.
Mi vínculo con la moda es super estrecho desde los 13 años. Es un mundo bastante apasionante al que le debo muchísimas cosas, conocí mucha gente super interesante de la que aprendí un montón, personas con las que aún me vinculo y quiero mucho. No creo seguir las tendencias, pero es tan antiguo mi vínculo con la moda que ya es una relación inconsciente. Sí estoy segura que no soy seguidora fiel de tendencias, pero para mí es muy importante la belleza, la armonía.
El mar es una paz absoluta…sentarme, verlo, contemplar la inmensidad me conecta con una sensación de lo grandiosa y poderosa que es la naturaleza, lo grande del mundo. Es una conexión absoluta con la alegría, te limpia la energía.
Con la pandemia hubo un cambio de consciencia en mí y mi familia. Sobre todo de despertar. Fue una situación tan extrema que reorganizó las prioridades de muchos y, en mi caso, fue hacer lo que sueño, pienso y creo; reconectar con el placer y el disfrute en el día a día, salir del piloto automático, ser más consciente de cada decisión, pensar si es algo bueno para mí, para los demás. Antes hacía más lo que tenía que hacer y ahora más lo que creo que tengo que hacer. Y se siente bien.
Vicky
Soy cantante, música, una de las dos voces de 2love que se lanzó este año y aquí estoy viviendo junto al mar. Soy madre de Juan y Carlotta, mujer de mi coequiper Chapy. Y muchas otras cosas más….
Hace años que veníamos coqueteando con vivir cerca del mar. Más allá de ser nuestra musa y fuente de inspiración, siempre nos gustó esa vida. A fines de 2020 vinimos por cuatro días y fue literalmente amor a primera vista. Dijimos ES ACÁ. Volvimos a Buenos Aires a empacar nuestra vida y en marzo nos instalamos.
Mi vida cambió un montón, sobre todo en el nivel de estrés. Del jardín de mi casa ahora veo un molino y vaquitas y hace dos años abría las ventanas y veía el tren, el avión, el barco al fondo, las paradas de bondi…el cambio de aire sonoro, poder sentarme en silencio y escuchar los armónicos de la guitarra cuando la estoy afinando es un lujo que solo tenía en el estudio y hoy forma parte de mi cotidianeidad.
Me encanta la ropa, soy muy coqueta, de hecho 2love es una banda muy coqueta, pero lo adapto a mi nueva vida.
Al mar no puedo dejar de mirarlo. Todas mis canciones y las de Chapy también hablan del mar. Es pura energía…es todopoderoso.
Somos como familia muchos más conscientes ahora que antes porque estamos en un contacto absoluto y real con la naturaleza. Mi casita está frente a un arroyo y antes vivíamos en el medio de la ciudad. El contacto vívido te hace más cuidadoso y estaría buenísimo en aprender a cuidar y no convertir ese paraíso en otra cosa. Respetar el lugar, no tirar basura al mar. Tratamos de consumir productos locales, orgánicos, tengo mi pequeña huerta. Estoy explorando, experimentando y respetando la tierra como merece.
Gracias a uno de los regalos que nos dio la pandemia que fue la digitalización de la información, entendimos todos que se nos terminó el tiempo de pensar en seguir talando, ensuciando, generando plásticos, etc. se nos acaba pronto si no hacemos algo real. No hace falta tener tanto, consumir extremadamente. Es dañino para nosotros, la psiquis, la naturaleza, el planeta en sí. Todo lo que sea lujo sustentable es poder plantarte tu zanahoria baby, buscar una cosmética que no se testee en animales. Hay una movida muy grande hacia el veganismo, hacia libre de paravenos, son lujos necesarios para que el mundo no se acabe.
Creo que hay un cambio de consciencia, hay un despertar. A todos, en mayor o menor medida, nos tocó el hecho de quedarnos encerrados, de tener que sí o sí estar para adentro y eso toca botones que uno en la vorágine de la cotidianeidad no percibe.
Ailín
Soy directora de arte. Arranqué por el camino de diseño de moda y luego me amplié al arte en todas sus facetas.
Queríamos un lugar con buenas olas para surfear y tener la mezclita de campo y mar. En Palermo teníamos una casa con todo incluido, hermosa, con showrrom, taller, todo. Decidimos dejarla, poner las cosas en lo de nuestros viejos y salir a buscar ese lugar que tuviera lo que mencioné. Estuvimos un año recorriendo Brasil, Uruguay y terminamos acá como último punto y no me fui nunca más. Vivimos en un motorhome, porque el dinero que teníamos para un terreno se lo llevó el contador y esa era la única forma posible que se me ocurrió para vivir frente al mar. Así estamos desde 2019.
No me vine por la pandemia, pero siento que en aquel momento ya había una sensación de salir de las ciudades, sentí que me bajaba esa data. Tuve una casa soñada en Palermo, pero fue una llamada muy fuerte de irme a la mierda. No era por ahí la vida.
Hoy mi vida está totalmente linkeada a los ritmos de la naturaleza: me levanto con el sol, me acuesto con él casi. Estoy muy consciente. Todo lo siento mucho.
Soy muy esteta, me encanta la creatividad. Entonces en esta vida la moda, que habla de lapsos de seis meses, la convertí en ser creativa en lo que uso, hacerlo yo con telas nobles para que estén en armonía con mi estilo, no consumir más fast fashion. A veces me visto como en una época determinada…la moda es lúdica.
El mar es mi tobogán, el parque de diversiones gratuito frente a mi casa.
Menos mal que hay un cambio de consciencia porque estábamos metidos en una vorágine, en el hacer. Uno laburaba por supervivencia. Por suerte la gente pudo parar a pensar, a reconectar con uno mismo, sus lazos. Nos es todo color de rosas: hay quienes siguen muertos de miedo y se quedan clavados frente al noticiero en vez de construir un sistema inmunológico fuerte y se terminaron vacunando con algo que no se sabe que tiene adentro y alejó a su cuerpo de la posibilidad de tener un cuerpo que se haga cargo de lo que está viviendo la tierra. Otros pudieron concientizar por algo más sano, vibraciones altas sin toxicidad mental. A esas personas les vino muy bien todo esto, y se alejaron de las boludeces de todos los días, le quedaron insignificantes.