“Es importante que eduquemos a las próximas generaciones en la autovaloración”
“Soy lo que quedó de mí después de las experiencias buenas y malas”. Joven, fresca, apasionada por sus intereses artísticos y su familia. Con apenas 29 años, Mía Flores Pirán cuenta con muchas experiencias y camino recorrido en lo laboral y lo personal. Hija de Ginette Reynal, nieta del clan Blaquier, pareja del guinista y director Luis Ortega y mamá de Ramsés, de apenas un año.
Empezó como modelo a los 12 años y nunca paró de crecer en lo que su sentir profesional el marco. Alejada de las pasarelas, se enfoca en la actuación y la escritura. “Lo que quedó de mí hoy, es porque así tenía que ser y porque resistió los reveses fuertes que da la vida. Y también uno es lo que no sabe, lo que tiene que improvisar a cada instante”.
Mía no planifica demasiado, pero sabe lo que quiere próximamente.
-¿Estás en el lugar en el que pensabas estar en este momento de tu vida o no has sido de planificar demasiado los pasos?
-No. Si miro para atrás, muchas veces imaginé escenarios distintos. No me imaginaba madre. Y acá estoy y muy bien.
-¿Los pro y los contra de haber comenzado a trabajar siendo muy chica?
-Haber empezado tan chica a trabajar te hace crecer a la fuerza. Te hace ver la vida de una manera más cruda. Te da un poco de calle. Te da independencia y sobre todo códigos. Además de sentir que de alguna manera ya viví diversas situaciones y todavía me quedan por vivir muchas más. Siento que de alguna manera, le gane al tiempo. Aunque sé que es una ilusión. Los contras son que me hubiera gustado vivir una adolescencia menos conflictiva y menos presionada, más libre y genuina.
-Siendo modelo, viviste de cerca el mandato de los estereotipos, del cuero supuestamente perfecto, un mandato que hoy muchas mujeres y hombres luchan por que caiga. ¿Cómo lo ves hoy a la distancia? ¿La experiencia sumó para que hoy te definas como feminista?
– A la distancia veo el mundo del fashion, el mundo que yo viví al menos en la década pasada como una industria que se lleva todo puesto, como todas las industrias. Por eso creo que el único camino es hacerse fuerte. Fuerte de corazón. Trabajar la autoestima, el amor propio y ideas propias. De lo contrario, el capitalismo te devora y no te das ni cuenta. Seguro la experiencia ayudó a hacerme feminista.
-¿Qué significa este tiempo de replanteo de los hábitos a nivel mundial para vos y tu familia?
-Para mí significó horas de calidad, de juego, de amor y de disfrute con mi hijo y Luis. Además, de horas de enrosque, pánico, incertidumbre y aburrimiento… un subibaja constante.
-El rol de madre lo disfrutas a full, ¿hay planes de más hijos?
-No planifico nada, pero no creo que vuelva a ser madre pronto. Demandan mucho tiempo. Sobre todo si los crías con tanta dedicación y esfuerzo y además le pones amor al trabajo, a los proyectos a la autogestión. Sería todo demasiado.
-¿Cómo surgió el corto “730 días” y su armado? ¿Cómo seguís con la escritura?
-El corto surgió como una sesión de fotos en mi casa, sin que supiéramos que venía el encierro y después a Olivia la directora se le ocurrió redirigirlo y escribió ese texto.
Actualmente estoy terminando la edición de un libro que va a salir el año que viene. Va a ser mi debut como escritora. Me pone feliz el proyecto. Están surgiendo algunos escritos ya nuevos. Pero veremos… el tiempo va a decir, por ahora es todo producir o intentar producir, puertas adentro. Espero que el 2021 nos deje asomar la cabeza y volver a vivir. Lo extraño muchísimo.
-¿Cuál es tu visión sobre lo qué pasó en estos últimos días que puso al cuerpo de las mujeres una vez más en la discusión social a través de dos jóvenes como Oriana Sabatini y Amalia, princesa de Holanda?
-El tema con el estereotipo de los cuerpos es complejo. Viví muchos años sin llegar a estar dentro del estándar de ciertas miradas, aunque parezca increíble. Lo qué pasa es que vuelvo al mismo tema. Si uno no está fuerte, no se gusta, no se aprueba, no se puede proteger. Entonces viene cualquier boludo y te dice cómo tenés que ser. Por eso es importante que eduquemos a las próximas generaciones en la autovaloración por sobre la valoración ajena. Y que podemos re aprender a tiempo y dejar de sufrir tanto, no hay que sufrir tanto. Se puede aprender mucho del disfrute también.
-¿Qué opinas de este momento que estamos transitando como humanidad? El volver a lo simple, a mirarnos más por dentro, a reencontrarnos más con nosotros mismos y no tanto con el afuera.
-Ojalá sea como vos decís. Ojalá empecemos a mirar para adentro. Sería una verdadera revolución a nivel masivo. No sé hacia dónde va este mundo. A veces siento mucho vértigo y otras veces (no tantas) siento esperanza.
-¿Que es lo que más extrañas de la vida antes del COVID?
-Mis amigos queridos. Los extraño mucho. La vida social me encantaba. Los cafés, los bares, las caminatas por la calle. ¡El trabajo! Que bendición tan grande es trabajar. La libertad es el único bien que hay que defender hasta la muerte.
-¿Y qué reflexión nos dejarías acerca del nuevo mundo?
-Hay que apagar un rato el celular. Comer mejor y mirar al prójimo.