
Vinos para expandir los sentidos
El hombre fuera, dentro, detrás… en definitiva, en todos los puntos que hacen a Rutini Wines una de las más destacadas bodegas del país y el mundo. Mariano Di Paola es el Director de Bodega La Rural y de Bodega Rutini, y fue nominado por la prestigiosa revista especializada británica Decanter entre los 30 mejores enólogos del mundo, un reconocimiento que lo tomó por sorpresa, que no esperaba pero que lo puso muy feliz.
Casualmente, hace casi tres décadas que trabaja en el lugar y, lejos de ser frenado por la pandemia, su expertise se vio potenciado: “En vez de calmarse todo fue una revolución. Pasamos los argentinos de consumir 19 a 23 litros y medio per cápita. Tiene que ver con que mucha gente estaba en su casa, trabajaba online, con facilidad de tomarse un vino allí por no poder salir y antes no lo hacían. Tuvimos que trabajar el doble en los procesos, acelerar el blend y el embotellamiento”, cuenta quien rescata el valor el trabajo, pero sobre todo del trabajador.
Por eso en Rutini “nos ocupamos de la gente”. El buen ambiente de trabajo es fundamental para el desarrollo de los productos: “Somos muy conscientes que toda la tecnología y el equipamiento nuevo, pero nuestro capital más importante es la gente. Y si tenemos gente alegre y hacen su trabajo así, el éxito está asegurado. Patria se hace de abajo para arriba y como leí alguna vez dar el ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás, es la única manera”.
-¿Cómo es el trabajo diario?
-Tengo la responsabilidad desde la planta a la botella terminada en todas sus etapas, tiempos y momentos. El contacto con la naturaleza, los viñedos, la fermentación y la bodega, es mi pasión, mi vida y lo disfruto tanto. Soy un bendecido que me paguen por hacer lo que amo, es único.
Trabajo con mi hijo Nani y desde que se incorporó pasamos un momento muy lindo, disfrutamos, compartimos, sobre todo me enseñó a escuchar otra opinión, otro comentario. En su corta edad tiene mucha experiencia, ha trabajado en muchos lugares el mundo. Es el embajador del paladar de la gente joven. Me transmite lo que siente en sus papilas, su olfato.
-¿Cambia el paladar de los jóvenes con los más adultos?
-Nosotros pensamos y tratamos de diseñar el vino. El estilo que logramos en nuestros vinos nos ha llevado a tener un éxito, un reconocimiento del público. No lo queremos perder, tratamos de adaptar al consumidor. Sabemos que el joven comerá la hamburguesa con papas fritas pero cuando crezca probará lo que antes no le daba tanto placer. Todo va evolucionando en los sabores y paladares.
-¿Cómo se moderniza una bodega centenaria como ésta y la tecnología que manejan?
-Tratamos de mantener, de ser un clásico, es decir, estar vigentes pero a su vez es que cada día y cosecha sea un poco mejor. Nuestra filosofía de trabajo es que la mejor cosecha sea la próxima y trabajamos para ello. La tecnología vino para ser usada, tratamos de aprovecharla hasta en el terminado de la botella.
-Tienen varios vinos premiados recientemente…
-Por ahí es vanidoso mencionarlo, porque más que para los premios trabajamos para el consumidor que es quien aprecia los vinos, que nos sigue disfrutando. Hoy nos toca recibir por un gran halago por nuestros Rutini Single Vineyard Gualtallary Cabernet Franc que por tercera cosecha consecutiva es reconocido dentro de la lista de los diez mejores Cabernet Franc del mundo de la revista Decanter. Nos ha puesto los vinos con una distinción de platino.
-¿Como están posicionados en las ventas?
-Hemos tenido un crecimiento en todo este año a pesar de la pandemia, sobre todo en el mercado interno, que no lo teníamos previsto. Hay vinos que no se pueden vender porque no hay más, se consumió todo y hay que esperar a la próxima cosecha. Nos llama la atención y nos sirve como incentivo para crecer, mejorar y pensar en los futuros pero sin salirnos de nuestra línea de trabajo, donde la calidad es lo N°1. Sabemos que no alcanzamos la plenitud pero vamos en ese camino.
-¿Se vienen nuevas etiquetas en la bodega?
-Estamos viendo varias cosas lindas. Mi hijo también tiene un perfil muy tranqui pero le gusta innovar, investigar. Sobre todo estamos sacando vinos de selección de plantas, con un sistema de seguimiento con drones en el viñedo. Luego esas plantas que marcamos en el mapa, las cosechamos por separado en la bodega experimental que estamos haciendo.
Con su firma, literal
“No hay nada más satisfactorio que tener un vino que lleve el nombre de uno”, dice con orgullo por la oportunidad que Rutini le ha dado en honor a su trayectoria y trabajo. “Creo que las satisfacciones no tienen tanto que ver con lo económico, que queda de lado cuando uno ve una botella a la venta con su propio nombre. Y el respaldo de Rutini es muy valioso para mí. Me hicieron una propuesta y yo muy agradecido y feliz de que me permitan hacer el vino en la bodega, que lo vendan y me den parte”.
A la hora de crearlo lo dejaron elegir “y por alguna razón me gustan mucho los Merlot. Y entre el Malbec y el Cabernet Fran hicimos un blend con 50%, 40% y 10% respectivamente. Ya está a la venta, saliendo muy bien y espero que se agote pronto la cosecha. El Chardonay es mi debilidad en los blancos, quisiera tener uno. La idea inicial era hacer un solo vino pero en un futuro no muy lejano lo voy a hacer también”.
Recuadro
Su firma junto al mar
Con un pasado familiar unido a Mar del Plata y un presente con amigos, Mariano ha traído su etiqueta y su conocimiento al punto más exclusivo de nuestra costa en la actualidad: Casa Pampa, en Chapadmalal. “Roberto y Liliana son grandes amigos” asegura quien tuvo mucho que ver con la conformación de la cava del restaurante, con un plus muy exclusivo: “Estoy probando vinos muy antiguos de la bodega, lo cual es muy arduo porque hay que destapar botella por botella con cuidado especial, ver que esté en condiciones, luego se llena con otro vino y se pone reencorchado. Estoy haciendo ese trabajo para que tengan algunos vinos muy muy antiguos que puedan disfrutar con sus clientes y amigos”.