Esta crisis mundial pasará dentro de poco. El virus terminará de dar la vuelta al orbe o quizás aparezca antes la vacuna y la pandemia llegará a su fin. Entender que todo lo que estamos viviendo es pasajero, es una de las claves para lo que viene después: la recuperación.
Cómo atravesemos estos días cargados de incertidumbre, miedo, enojo y tristeza, depende en gran medida de lo que cada uno esté dispuesto a hacer al respecto. Tenemos dos opciones: dejarnos llevar por el bombardeo de información cotidiano y sucumbir al pánico y la desesperación generalizados o tomar las riendas de nuestras emociones, cultivando día a día un estado interior de serenidad, que nos permita confrontar los desafíos que vendrán con energía y creatividad.
En el mundo del mindfulness hay un máxima: no puede detener las olas pero puede aprender a surfearlas. Para lograrlo es clave hacer una pausa en el flujo continuo de pensamientos, lo cual traerá sosiego, paz y claridad.
Puede usar estos días de cuarentena y aislamiento obligatorio como una oportunidad para cimentar las bases de un estado de consciencia nuevo, donde tenga contacto con su mundo interior de una manera amable y contemplativa. Sin quererlo, al parar al mundo, este virus nos dió la oportunidad de parar un poco nosotros también y restaurarse desde adentro.
Si usted quiere ser una persona resiliente, es decir, capaz de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas para salir fortalecido de las mismas, debe tener un profundo autoconocimiento, ocuparse por cultivar el optimismo inteligente y el autocontrol emocional.
Podría darle una especie de “receta de cocina” de como meditar o que hacer para estar más feliz y seguramente siguiendo esos pasos lograría un estado de mayor bienestar. Pero lo cierto es que para un cambio de fondo, primero debe hacer el ejercicio consciente de decidir qué tipo de persona quiere ser.
Prefiero sugerir que aproveche el parate y se pregunte ¿cuáles son mis fortalezas? ¿cuáles mis debilidades? ¿cómo quiero atravesar esta crisis? ¿qué es la felicidad? ¿cuál es mi propósito?
A modo de recomendación final le diría: trátese con amabilidad, nadie estaba preparado para enfrentar algo como esto. Acepte lo que no pueda cambiar sin tristeza ni resignación, sino con fé en lo que sí está en sus manos, porque puede revolucionar su mundo interior.
Depende de usted, de cada uno de nosotros. Lo que hagamos no solo impactará en nuestras vidas, sino también en las de aquellos que nos rodean, los que vemos y los que no. Recuerde que nadie se salva solo de esta, pero una persona sola puede hacer la diferencia para salvar al mundo. No se rinda, con total certeza le aseguro algo: todo va a salir bien.