Pasión y reinvención, porque nada es imposible
La ex modelo, diseñadora y empresaria de la moda referente en nuestro país, Adriana Costantini, cumple 35 años de trayectoria con su marca y nos invita a hacer un recorrido entre un pasado y un presente marcado por el deseo, el trabajo, el aprendizaje constante y también por la superación. Los duros embates económicos, los cambios en la industria y esta nueva realidad han hecho mella pero siempre fueron un tropezón sin caída para esta mujer que siempre mira hacia adelante y que abraza nuevamente la tv desde hace cuatro años como parte de Las Rubias, programa diario que conduce por KZO Marcela Tinayre, y del cual también participa Marcela Gotlib.
-¿Cómo fue decidir vincularte a la moda desde el diseño hace 35 años?
-Desde el ´83, que hacía en televisión “Café con Canela” y que además de mi columna de moda estaba muy en contacto con la asesoría de vestuario. Así comenzó a nacer en mí la necesidad de independizarme. Néstor, mi marido, siempre estuvo vinculado a la moda desde lo empresarial y yo lo acompañaba mucho en los viajes. También estaba Canela que me decía que hiciera algo con la ropa, pero yo había estudiado decoración de interiores.
Se dio la posibilidad de alquilar una oficina en el Hotel Alvear. Empecé a conectarme, ver los proveedores, una modelista… Como modelo había hecho muchas pruebas de calce de diferentes marcas entonces estaba muy interiorizada en eso. Mágicamente en unos meses, el 19 de septiembre, abrí la puerta de esa oficina y tenía un perchero de ropa colgado. Fueron las ganas de independizarme, el gen emprendedor y el nombre, porque mandé una carta con una foto del trabajo, a todos los que conocía para los cuales había desfilado, trabajado y les conté. La gente empezó a llegar.
Esa temporada en el mismo Alvear se hizo la primera exposición mayorista Imagen Moda. Iban mujeres que ya eran fabricantes, porque diseñadores solo eran los de alta costura en esos años. Me invitaron a participar con Isabel Resta, mi amiga con la que empecé, madrina de mi hijo Guido. Nos mostramos, a la gente del interior le encantó y nos iniciamos como mayoristas. Fue un boom. Enseguida tuvimos muy buena repercusión, comenzamos a vender, mejorar, tuve la suerte de conectarme con muy buenas personas que me enseñaron un montón: modelistas, confeccionistas, talleres, los dueños de las casas de telas en Alsina me abrieron créditos a sola firma. Fue lindo el comienzo. Fuimos evolucionando y nos mudamos a una oficina más grande frente al hotel. Iniciamos la línea de jeans. En esos años solo estaba Gloria Vanderbit haciendo para mujeres, así que esa prenda fue un despegue. Los jeans nos marcaron para bien, luego las camisas bordadas…siempre de un éxito a un éxito.
-¿Cómo lograrse esta fórmula del equilibro entre el diseño, tendencia y estilo que lleva tu marca?
-Así como fuimos de un éxito a un éxito, me volví una estudiosa de las mujeres y de sus necesidades. Fue un sentimiento que me nació. Cuando armé todo, quería ser una marca, no solo fabricar ropa. Y mi objetivo era vestir a todas las mujeres del país, de norte a sur y este a oeste, porque sentía que había que salir de Capital. En ese momento nuestra querida Elsa Serrano era una pionera. Abrió caminos en el interior con su prêt-a -porter maravilloso y la tenía de ejemplo. Era la más y siempre se lo dije. Quería llenar el interior con mi ropa y me vi obligada a la diversidad de talles porque ví que venía por ahí… fijarme muy bien en el calce, que siente, que tenga buenos géneros, que no se arrugara…Me especialicé en los pantalones porque amo usar pantalones.
La marca empezó a tener estilo propio. Siempre o casi siempre hice lo que me gustaba y lo usaba. Sentía que la marca era yo desde el principio. Luego vino la línea de bijoux, los trajes de baño super estudiados y cuidados para que nos queden perfectos. Me gusta que la ropa esté a tu servicio, que te haga más linda. No porque se use un vestido lo tengas que usar. No te gusta, no te queda, usá otra cosa que te haga más femenina, que te realce y oculte lo que queremos ocultar. Porque todas tenemos belleza.
-¿Cómo fue superar crisis económicas, financieras? Sabemos que hubo momentos muy difíciles.
-Los años ´90 fueron gloriosos, muy lindos, inolvidables. Empezamos con los desfiles. A fines de la década comenzó a decaer el negocio, a todos. Aparte me dediqué a la industria nacional. En esos años que se abrió la importación y había ropa de todos lados, me planté en lo hecho en Argentina. Fue un sello. Exportamos, tuvimos local en Paraguay, en Chile, Uruguay…Hicimos un lindo desarrollo, pero la debacle del 2000 nos agarró muy grandes, con más de 100 mil prendas por temporada, una fábrica espectacular con toda la maquinaria. Catorce locales exclusivos. No me hace bien recordar… Fue muy difícil, muy. La empresa quebró, perdimos todo. No hubo una sola temporada que no tuviéramos ropa. Nos mudamos a Etcheverría donde alquilé a sola firma a una mujer a la que le debo mucho. Licencié los jeans, el pret-a-porté. No fabricaba, diseñábamos. Y Elio de Angeli que había entrado luego de Pablo Ramírez cuando él se independiza en el ´99, decidió quedarse y acompañarme en toda la crisis, como muchos otros la apechugó, pero él fue un bastión. Volvimos a empezar en el 2001 y de a poquito tomamos todas las licencias, empezamos a hacer nuestra la marca de vuelta y acá estamos en la segunda vida, que es mí etapa, mucho más pensada, más elaborado, con metas más firmes. Aquella fue una evolución rápida, de mucho torbellino. Uno crece con lo que vive. Lo superamos y ahora en medio de la pandemia, con la firme convicción que también lo superaremos, con el e-commerce. Tengo hoy el mejor equipo que tuve en todos estos años, joven, activo, alerta, estamos tratando de estar a la altura de lo último que se puede hacer en el país, a la espera de la apertura, aunque volvamos a una normalidad de barbijo.
-¿Creés que la industria cambió?
-Me encantaría que la industria textil fuera insignia en el país porque da muchísimas fuentes de trabajo. Pero pasan los gobiernos y no nos miran. No nos dan la importancia que tenemos, todo es a pulmón. La marca que tiene la suerte de tener respaldo de algún grupo económico se puede desarrollar mejor, pero los que no es remar en dulce de leche repostero. Y yo que soñaba con mi emporio Constantini, creo que no voy a llegar pero no me quejo (risas). No nos dan una mano ni crediticiamente, ni con Marca País. Está muy difícil. Es una industria que se achica cada vez más, prácticamente no hay industrialización, no estamos tecnificados, se hace todo a pulmón, las estamperías, los bordadores. Hacemos lo mejor que podemos pero como industria estamos mal. Es una lástima. Fabricar en serie es difícil y también en forma artesanal, los oficios se están perdiendo, quedan en la gente mayor y no se ve el potencial que tenemos en las provincias, artesanías espectaculares en el norte, en la Mesopotamia. El Inti hace mucho, pero no alcanza, porque necesitamos apoyo de los gobiernos.
Siempre soñé hacer desfiles federales, con las modelos de las provincias. Amo este país, pero creo que ya no lo voy a lograr porque necesito apoyo. Seguiremos adelante y a lo mejor los nuevos diseñadores pueden desarrollarse en este país, en el que hay muchísimo talento, que no tengan que pensar en irse, que se queden y no les cueste tanto.
– Siempre tus desfiles son increíbles por la puesta, los invitados, la gran colección. En marzo fue el último que se realizó. Hoy estás a punto de hacer tu primer desfile solo virtual ¿cómo lo estás viviendo?
-Desde el 91 que hice mi primer desfile, que todavía era para mayoristas…De hecho haciendo la recopilación para redes sociales de estos 35 años estuvimos mirando todos los desfiles que por suerte los guardé y digitalizamos para poder compartirlos. Son una fiesta los desfiles, son como el examen final. Disfruto el armado, lo voy pensando a medida que voy haciendo la colección, ya veo las pasadas, los módulos, las modelos…todos los desfiles los hice de la mano de Vidal Rivas prácticamente con la misma gente de video, luz y sonido. A Elio lo contagié de este amor por los desfiles porque es un día de agasajo a las clientas. Amo que disfruten, que se llene, que todas vean entonces busco lugares cómodos. Metíamos 600/700 personas. Sentir ese apoyo, el saludo, el aplauso final, la salida a la pasarela…está todo grabado en mi corazón. Me gusta el éxito, las luces, el aplauso pero también me gusta el feedback que tengo con las mujeres y con la marca. Siento que es un servicio que uno da, sobre todo pensando en que no me importa la edad o el talle, me importan todas. Hemos hecho linda amistad con la clientela mayorista y minorista del país.
Y las redes que te abren este canal impresionante de hacer vivos, de contestar…Yo ya estoy grande y esto me ha renovado las ganas. La moda me renueva todas las temporadas, estar atenta a lo que me dicen los chicos para los nuevos medios que tenemos, comunidades. Amo aprender. En esta cuarentena, desde mi casa, he hecho televisión por zoom con mis adoradas Rubias y estoy comunicada con la oficina y toda la clientela. Fue increíble este descubrimiento, el e-commerce, todo. La verdad estoy absolutamente maravillada pero quiero volver a mis lugares. Los desfiles los seguiremos haciendo, estamos por hacer en Argentina Fashion Week siempre con Vidal Rivas. Serán 15 pasadas en vez de 70 y no es presencial, pero igual de entusiasmada porque las mujeres de todas las edades son tan receptivas. Cuando les ofrecés algo, lo toman. Ahora se suman a estos desfiles. Cuando se los acercás con ganas, amor, entusiasmo…así que acá estamos.
– Adelantanos cómo será tu primavera-verano 2021.
-Es un verano muy cómodo. Durante este aislamiento todas estuvimos con ropa suave, amorosa, holgada, mucho elástico en la cintura, zapatillas…Esta colección arrastra un poco de esta comodidad y soltura. Un verano sin tantas reuniones, fiestas, oportunidad de uso. Fue pensada con ese concepto. Es ropa para estar en casa, salir cerquita, ir a alguna terraza a comer un asado, si tenemos la suerte de ir al mar, a la montaña, a tomar café, a sentarnos en una vereda…Fue el lei motiv. Está llena de color. Los marineros, rojo, blanco y azul marino, nos encanta. El blanco y negro, las rayas con el verde hoja, el amarillo, los tonos ácidos están presentes, hicimos estampados exclusivos como siempre, un animal print renovado que es un clásico, otra estampa con hojas, geométrica, aplicado a trajes de baño, seda, microfibra y modal. Tenemos todo. Estampas exclusivas italianas que hemos comprado. Sedas crash. Todo muy liviano. Y el demin: los jeans divinos, pescadores, capri, chupín corto, shorts, largo modular, camisas largas, vestidos sueltos, ponchos, de todo en una colección más abreviada. Un poquito de coctel y noche. Está muy bien para el tiempo que vivimos y cómo hubo que trabajar. Hemos visto telas por zoom. Fue difícil pero no imposible.
– Si hicieras un repaso por estos 35 años ¿hay algo que cambiarías?
-Una sola cosita. Hubiera estado más atenta en los 90. No le deseo a nadie que pase por una quiebra. Y a todo diseñador, marca o empresario le digo que es tán importante el diseño como los números. Porque la ropa es para venderse. Esto es un negocio. Las colecciones son tales cuando otro lo ve, admira y compra. Todo es importante en este ciclo. Me hubiera gustado avivarme antes. El resto no cambiaría nada. Y creo que es una forma de vida personal mi marca.
– ¿Cómo te sentís en tu rol de conductora de tv? ¿Está por encima de la diseñadora? ¿Delegaste en Elio todo o aún estás en el día a día de tu firma?
-Primero no me siento conductora, yo trabajo en tv. La conductora es Marce Tinayre y hago lo que sé hacer: moda. Muestro moda internacional, hablo del tema. La tele me encanta y fue un desafío increíble que Marcela me convocara, ya van a hacer cuatro años. Fue para mí reencontrarme con la Adriana del set de tv, que me encanta. No sé si me gustaría tener mi programa, depende la propuesta, pero sí estoy muy cómoda en Las Rubias, me encanta y a esta altura de la vida tuve un nuevo desafío, volver a sentir adrenalina, tratar de mejorar cada día porque vas evolucionando, aprendiendo…vas gozando de ese espacio al que esperamos volver. Conocer a los invitados, prepararse…Me encanta hacer tv y me demostró que puedo delegar, que tengo un equipo bárbaro, así que puedo hacer tv sin que la marca sufra nada porque Elio tomó el mando, se puso la gorra de capitán y con ir una hora, chequear las planillas, mirar los percheros y hablar un poco, todo siguió igual. Armar un buen equipo, estar bien organizado, visualizar todo, permite hacer las cosas bien. Hay momentos en los que he estado más por las compras. Me gusta ese momento decisivo de los materiales y también pruebo uno por uno los moldes y prototipos.
– ¿Qué te ha dejado o enseñado la pandemia? ¿Cómo te reinventarás de aquí en más?
-El 11 de marzo hicimos el último desfile que fue una decisión difícil porque y se veía venir esta maroma y además teníamos todo para hacerlo en el Hipódromo de Palermo, en la parte de los caballos, y tuvimos que cambiar de plan por el anuncio de tormenta, que aconteció finalmente. Fue un día de mucho nervio, emoción pero sabiendo que algo iba a pasar…Y pasó: se cerró todo. Y estuve una semana en shock porque tenía todos los locales cerrados y una franquicia por abrirse en Tucumán. Me imaginaba los locales con todo el invierno colgado…porque para mí la ropa tiene vida, espera ser usada. Y quedó todo en stand by y luego activé, hice videos, me animé a los vivos en redes, que dieron mucho resultado al comienzo. Nuestra tienda online tenía siete años, pero era tímida, no era un negocio como debía ser. Entonces la mejoramos, en una semana la dimos vuelta. Pusimos todo en la venta y justo comenzamos con el programa también el 7 de abril… Ahí entendí que nada es imposible. Que si querés, podés. Obviamente no vendimos como si tuviéramos abiertos los locales, de ninguna manera, pero se salvó. Y me puse como meta no perder la conexión, que la gente viera que seguíamos trabajando, pensando en ellas. Y nos metimos de lleno en lo online y ha sido nuestro canal de venta, de comunicación, difusión…nada es imposible.
También hubo mucha solidaridad entre la gente de la moda. Empezamos a hablar con la Cámara Argentina, a juntarnos, a estar más comunicados, hacer vivos de instagram en apoyo. Hubo muchísima más comunicación y cercanía. Esperemos que no se corte.